“A mi Madre. Una mujer perfecta.”
Una Madre perfecta ¿Quien la encontrará?
Es mucho más valiosa que las perlas,
pues es sencilla como una rosa.
En ella confía el corazón de sus hijos
y no será sin provecho, pues se entrega toda.
Se ciñe con fuerzas sus hombros y vigoriza sus brazos
y como una hormiga obrera trae de lejos su provisión
y lo trabaja con mano diligente.
Se levanta aún cuando es de noche y da de comer a sus hijos.
Siente que va bien su trabajo, no se apaga por la noche su lámpara.
Alargar su palma al desvalido y tiende sus manos al pobre.
No teme por su casa al frío,
pues todos los suyos tienen investido doble.
Para así se hace mantos de pétalos y su vestidos de rosa.
Se viste de esfuerzo y dignidad, se ríe del día de mañana,
pues mira al futuro con confianza en Dios.
Abre su boca con sabiduría, lección de amor a Dios hay en su lengua.
Está atenta a la marcha de su casa y no comen pan de ociosidad.
Se levantan sus hijos y le llaman MAMÁ,
la han encontrado, llamada Rosa, es un elogio.
¡Muchas mujeres hicieron proezas,
pero tú, MAMÁ, las superas a todas!.
La Madre que confía en Yhaweh, esa será alabada,
será considerada Madre perfecta, como tú MAMÁ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario