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jueves, 7 de agosto de 2025

JUSTICIA SOCIAL, ESPERANZA Y SOLIDARIDAD

¿QUÉ ES LA JUSTICIA SOCIAL? (CATECISMO 1928 - 1933)

 

1928. La sociedad asegura la justicia social cuando realiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a cada uno conseguir lo que les es debido según su naturaleza y su vocación. La justicia social está ligada al bien común y al ejercicio de la autoridad.

I. El respeto de la persona humana

1929. La justicia social sólo puede ser conseguida sobre la base del respeto de la dignidad trascendente del hombre. La persona representa el fin último de la sociedad, que está ordenada al hombre:

«La defensa y la promoción de la dignidad humana nos han sido confiadas por el Creador, y [...] de las que son rigurosa y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia» (SRS 47).

1930 El respeto de la persona humana implica el de los derechos que se derivan de su dignidad de criatura. Estos derechos son anteriores a la sociedad y se imponen a ella. Fundan la legitimidad moral de toda autoridad: menospreciándolos o negándose a reconocerlos en su legislación positiva, una sociedad mina su propia legitimidad moral (cf PT 65). Sin este respeto, una autoridad sólo puede apoyarse en la fuerza o en la violencia para obtener la obediencia de sus súbditos. Corresponde a la Iglesia recordar estos derechos a los hombres de buena voluntad y distinguirlos de reivindicaciones abusivas o falsas.

1931 El respeto a la persona humana supone respetar este principio: «Que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”, cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente» (GS 27). Ninguna legislación podría por sí misma hacer desaparecer los temores, los prejuicios, las actitudes de soberbia y de egoísmo que obstaculizan el establecimiento de sociedades verdaderamente fraternas. Estos comportamientos sólo cesan con la caridad que ve en cada hombre un “prójimo”, un hermano.

1932 El deber de hacerse prójimo de los demás y de servirlos activamente se hace más acuciante todavía cuando éstos están más necesitados en cualquier sector de la vida humana. “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

1933 Este mismo deber se extiende a los que piensan y actúan diversamente de nosotros. La enseñanza de Cristo exige incluso el perdón de las ofensas. Extiende el mandamiento del amor que es el de la nueva ley a todos los enemigos (cf Mt 5, 43-44). La liberación en el espíritu del Evangelio es incompatible con el odio al enemigo en cuanto persona, pero no con el odio al mal que hace en cuanto enemigo.

 

 

¿QUÉ ES LA SOLIDARIDAD? (CATECISMO 1939 - 1942)

1939 El principio de solidaridad, expresado también con el nombre de “amistad” o “caridad social”, es una exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana (cf SRS 38-40; CA 10):

Un error capital, “hoy ampliamente extendido y perniciosamente propalado, consiste en el olvido de la caridad y de aquella necesidad que los hombres tienen unos de otros; tal caridad viene impuesta tanto por la comunidad de origen y la igualdad de la naturaleza racional en todos los hombres, cualquiera que sea el pueblo a que pertenezca, como por el sacrificio de redención ofrecido por Jesucristo en el altar de la cruz a su Padre del cielo, en favor de la humanidad pecadora” (Pío XII, Carta enc. Summi pontificatus).

1940 La solidaridad se manifiesta en primer lugar en la distribución de bienes y la remuneración del trabajo. Supone también el esfuerzo en favor de un orden social más justo en el que las tensiones puedan ser mejor resueltas, y donde los conflictos encuentren más fácilmente su solución negociada.

1941 Los problemas socioeconómicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí, de los ricos y los pobres, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y los empleados, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos. La solidaridad internacional es una exigencia del orden moral. En buena medida, la paz del mundo depende de ella.

1942 La virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales. Difundiendo los bienes espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a la vez el desarrollo de los bienes temporales, al cual con frecuencia ha abierto vías nuevas. Así se han verificado a lo largo de los siglos las palabras del Señor: “Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 33):

«Desde hace dos mil años vive y persevera en el alma de la Iglesia el sentido de responsabilidad colectiva a favor de todos, que ha impulsado e impulsa todavía a las almas hasta el heroísmo caritativo de los monjes agricultores, de los libertadores de esclavos, de los que atienden enfermos, de los mensajeros de fe, de civilización, de ciencia, a todas las generaciones y a todos los pueblos con el fin de crear condiciones sociales capaces de hacer posible a todos una vida digna del hombre y del cristiano (Pío XII, Mensaje radiofónico del 1 de junio de 1941).

 

¿QUÉ ES LA ESPERANZA? (CATECISMO 1817 - 1821)

 

1817. La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo. “Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa” (Hb 10,23).  “El Espíritu Santo que Él derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna” (Tt 3, 6-7).

1818 La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad.

1819 La esperanza cristiana recoge y perfecciona la esperanza del pueblo elegido que tiene su origen y su modelo en la esperanza de Abraham en las promesas de Dios; esperanza colmada en Isaac y purificada por la prueba del sacrificio (cf Gn 17, 4-8; 22, 1-18). “Esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones” (Rm 4, 18).

1820 La esperanza cristiana se manifiesta desde el comienzo de la predicación de Jesús en la proclamación de las bienaventuranzas. Las bienaventuranzas elevan nuestra esperanza hacia el cielo como hacia la nueva tierra prometida; trazan el camino hacia ella a través de las pruebas que esperan a los discípulos de Jesús. Pero por los méritos de Jesucristo y de su pasión, Dios nos guarda en “la esperanza que no falla” (Rm 5, 5). La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme, que penetra... “a donde entró por nosotros como precursor Jesús” (Hb 6, 19-20). Es también un arma que nos protege en el combate de la salvación: “Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación” (1 Ts 5, 8). Nos procura el gozo en la prueba misma: “Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación” (Rm 12, 12). Se expresa y se alimenta en la oración, particularmente en la del Padre Nuestro, resumen de todo lo que la esperanza nos hace desear.

1821 Podemos, por tanto, esperar la gloria del cielo prometida por Dios a los que le aman (cf Rm 8, 28-30) y hacen su voluntad (cf Mt 7, 21). En toda circunstancia, cada uno debe esperar, con la gracia de Dios, “perseverar hasta el fin” (cf Mt 10, 22; cf Concilio de Trento: DS 1541) y obtener el gozo del cielo, como eterna recompensa de Dios por las obras buenas realizadas con la gracia de Cristo. En la esperanza, la Iglesia implora que “todos los hombres [...] se salven” (1Tm 2, 4). Espera estar en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo:

«Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que mientras más peleares, más mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu Amado con gozo y deleite que no puede tener fin» (Santa Teresa de Jesús, Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3)


JUEGO SOBRE LA ESPERANZA Y SOLIDARIDAD








 

LAS OBRAS DE MISERICORDIA

¿QUÉ DICE EL CATECISMO SOBRE LAS OBRAS DE MISERICORDIA?

CIC 2447 Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (cf Mt 25,31-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios (cf Mt 6, 2-4):

«El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc 3, 11). «Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros» (Lc 11, 41). «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2, 15-16; cf Jn 3, 17).

Las obras de misericordia se dividen en obras corporales y espirituales. 

 

Obras de misericordia corporales:

 

l  Alimentar al hambriento: Donar alimentos o ayudar a quienes no tienen acceso a ellos. 

l  Dar de beber al sediento: Ofrecer agua o asistencia a quienes carecen de acceso a ella. 

l  Vestir al desnudo: Proporcionar ropa a quienes no tienen la suficiente. 

l  Dar posada al peregrino: Ofrecer refugio a quienes lo necesitan, como inmigrantes o personas sin hogar. 

l  Visitar a los enfermos: Brindar compañía y apoyo a los enfermos y a sus familias. 

l  Visitar a los presos: Mostrar compasión y apoyo a quienes están encarcelados, incluso visitándolos. 

l  Enterrar a los muertos: Dar una sepultura digna a los difuntos. 

 

Obras de misericordia espirituales:

 

l  Enseñar al que no sabe: Compartir conocimientos y ayudar a otros a aprender. 

l  Dar buen consejo al que lo necesita: Ofrecer orientación y apoyo a quienes buscan decisiones importantes. 

l  Corregir al que se equivoca: Amonestar con cariño y respeto a quienes cometen errores, buscando su mejora. 

l  Consolar al triste: Brindar apoyo y alivio a aquellos que están sufriendo. 

l  Perdonar las injurias: Perdonar las ofensas y faltas de los demás. 

l  Sufrir con paciencia los defectos del prójimo: Tolerar las imperfecciones y errores de los demás. 

l  Orar por los vivos y los muertos: Pedir por el bienestar de todas las personas, tanto presentes como fallecidas. 

 

LA CARIDAD TIENE SUS FRUTOS

CIC 1829 La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión:

«La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos» (San Agustín, In epistulam Ioannis tractatus, 10, 4).




JUEGO SOBRE LAS OBRAS DE MISERICORDIA







    ...... Ruleta de la Misericordia

Ruleta de las Obras de Misericordia

Inspirado en el Catecismo de la Iglesia Católica N° 2447


...... Escape Room: Obras de Misericordia

Escape Room: Obras de Misericordia

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LAS PARÁBOLAS

¿QUÉ ES UNA PARÁBOLA?

Para dar una definición lo vamos a dividir por drados de complejidad para trabajar con los estudiantes:

Concepto de Parábola por grado de secundaria

1.° de secundaria (Nivel básico – comprensión literal y moral)

¿Qué es una parábola?
Una parábola es un cuento breve que Jesús usaba para enseñar valores como el amor, la solidaridad o el perdón. A través de situaciones de la vida diaria, nos muestra cómo vivir como verdaderos hijos de Dios.

Ejemplo: El Buen Samaritano (Lucas 10, 25-37)
Catecismo: "Jesús recurría con frecuencia a las parábolas para anunciar el Reino de Dios" (CIC, n. 546).

2.° de secundaria (Nivel moral – conexión con la vida personal)

¿Qué es una parábola?
Es una historia que usa imágenes conocidas para enseñar una lección de vida. Jesús las utilizó para que todos, incluso los más sencillos, comprendieran cómo actuar con justicia y amor.
Las parábolas invitan a reflexionar sobre nuestras decisiones diarias.

Ejemplo: El Sembrador (Mateo 13, 1-9)
Catecismo: “Con ellas invitaba al banquete del Reino, pero también exigía una decisión radical” (CIC, n. 546).

3.° de secundaria (Nivel reflexivo – lectura simbólica y compromiso)

¿Qué es una parábola?
Es un relato simbólico con el que Jesús revela el misterio del Reino de Dios. Sus parábolas no son solo cuentos morales, sino una llamada a la conversión y al cambio de vida.
Quien escucha con atención, descubre cómo Dios actúa en lo oculto, lo pequeño o lo inesperado.

Ejemplo: El Tesoro Escondido (Mateo 13, 44)
Catecismo: “Él les manifiesta el sentido profundo de las palabras de Cristo, a través de las parábolas y acciones de Jesús” (CIC, n. 739).

4.° de secundaria (Nivel teológico – visión del Reino y fe viva)

¿Qué es una parábola?
Las parábolas son instrumentos pedagógicos de Jesús, por los cuales nos revela el Reino de Dios como una realidad presente y futura. A través de ellas, invita a sus oyentes a abrir el corazón y vivir según la lógica del amor de Dios, que a veces contradice los valores del mundo.

Ejemplo: Los trabajadores de la viña (Mateo 20, 1-16)
Catecismo: “Desde el comienzo de su misión, Jesús enseña la oración: (…) en las parábolas insiste en la vigilancia del corazón” (CIC, n. 2607).

5.° de secundaria (Nivel existencial – lectura crítica y compromiso social)

¿Qué es una parábola?
Una parábola es una forma de enseñanza que provoca al oyente, lo confronta con su realidad personal y social, y lo llama a tomar posición. Las parábolas de Jesús rompen esquemas, denuncian injusticias y revelan el amor misericordioso de Dios. Son un desafío a vivir el Evangelio con coherencia.

Ejemplo: El rico epulón y el pobre Lázaro (Lucas 16, 19-31)
Catecismo: “Las parábolas son un llamado a la fe y a la conversión del corazón. Jesús exige una opción valiente por el Reino” (inspirado en CIC 546 y 2613).



¿Por qué Jesús enseñaba con parábolas?

  • Porque eran fáciles de recordar.
  • Porque llegaban al corazón de las personas sencillas.
  • Porque invitaban a reflexionar y cambiar la forma de vivir.

Mateo 13, 34: “Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba”.


CUADRO CON CLASIFICACIÓN DE PARÁBOLAS DE JESÚS

CLASIFICACIÓN

PARÁBOLA

CITA BÍBLICA

MENSAJE CENTRAL

Reino de Dios

1./22.

El sembrador

Mateo 13, 1-9

La Palabra de Dios da fruto en un corazón abierto.

2./23.

El grano de mostaza

Mateo 13, 31-32

El Reino comienza pequeño y crece con fuerza.

3./24.

La semilla que crece sola

Marcos 4, 26-29

El Reino de Dios crece sin que el hombre lo comprenda.

4./25

La levadura

Mateo 13, 33

El Reino transforma desde dentro, en silencio.

5. /26

El tesoro escondido

Mateo 13, 44

El Reino vale más que todo lo que poseemos.

6. /27

La perla preciosa

Mateo 13, 45-46

El Reino es el bien más valioso, merece nuestra entrega total.

7. /28

La red

Mateo 13, 47-50

Al final, Dios separará a los justos de los injustos.

Amor al prójimo

8. /29

El buen samaritano

Lucas 10, 25-37

Ama a tu prójimo sin excluir a nadie. El verdadero prójimo es quien actúa con misericordia.

9. /30

El rico epulón y el pobre Lázaro

Lucas 16, 19-31

Dios defiende a los pobres y excluidos.

10. /31

El juicio final (las ovejas y los cabritos

Mateo 25, 31-46

El amor se demuestra con obras concretas.

Misericordia y perdón

11.

El hijo pródigo

Lucas 15, 11-32

Dios perdona con amor al que se arrepiente.

12.

La oveja perdida

Lucas 15, 1-7

Dios busca con amor a quien se aleja.

13.

La moneda perdida

Lucas 15, 8-10

Cada persona tiene un valor inmenso para Dios.

14.

El siervo sin perdón

Mateo 18, 23-35

Debemos perdonar como Dios nos perdona.

Justicia y juicio

15.

El rico y Lázaro

Lucas 16, 19-31

La indiferencia hacia el necesitado tiene consecuencias.

16.

Los trabajadores de la viña

Mateo 20, 1-16

Dios es justo y generoso con todos, aunque no lo entendamos.

17.

El fariseo y el publicano

Lucas 18, 9-14

Dios escucha al humilde, no al orgulloso.

18.

El trigo y la cizaña

Mateo 13, 24-30

El bien y el mal conviven hasta el juicio final.

19.

El banquete de bodas

Mateo 22, 1-14

Todos son invitados, pero deben responder con sinceridad.

Vigilancia y preparación

20.

Las diez vírgenes

Mateo 25, 1-13

Hay que estar preparados para encontrarse con Dios.

21.

El administrador fiel

Lucas 12, 42-48

Dios nos pedirá cuentas según nuestra responsabilidad.

¿QUÉ DICE EL CATECISMO SOBRE LAS PARÁBOLAS?

 

EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS EN LAS PARÁBOLAS (CATECISMO 543 Y 546)

 

543 Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf. Mt 10, 5-7), este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús:

«La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega» (LG 5).

 

546 Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza (cf. Mc 4, 33-34). Por medio de ellas invita al banquete del Reino (cf. Mt 22, 1-14), pero exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cf. Mt 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras (cf. Mt 21, 28-32). Las parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como una buena tierra (cf. Mt 13, 3-9)? ¿Qué hace con los talentos recibidos (cf. Mt 25, 14-30)? Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas. Es preciso entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristo para "conocer los Misterios del Reino de los cielos" (Mt 13, 11). Para los que están "fuera" (Mc 4, 11), la enseñanza de las parábolas es algo enigmático (cf. Mt 13, 10-15).



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 ¿QUÉ DICE EL CATECISMO SOBRE LAS OBRAS DE MISERICORDIA?

¿QUÉ ES LA JUSTICIA SOCIAL? (CATECISMO 1928 - 1933)

¿QUÉ ES LA ESPERANZA? (CATECISMO 1817 - 1821)

¿QUÉ ES LA SOLIDARIDAD? (CATECISMO 1939 - 1942)


LA CARIDAD TIENE SUS FRUTOS

1829 La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión:

«La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos» (San Agustín, In epistulam Ioannis tractatus, 10, 4).


JUEGO SOBRE LAS PARÁBOLAS






....... Trivia de Parábolas de Jesús

Trivia: Parábolas de Jesús

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