sábado, 14 de agosto de 2010

CREENCIA Y ESTERIOTIPOS DE GÉNERO

"DIOS TE SIGA BENDICENDO"


Si el género es algo aprendido, los roles que se han asignado a hombres y mujeres pueden ser cambiados

El varón y la mujer son a su vez igual y diferente al otro. Sin embargo la sociedad ha marcado estereotipos de acuerdo a una lista de características. Con el tiempo los estereotipos se naturalizan, es decir se asumen como verdades absolutas respecto a cómo son los hombres y cómo son las mujeres; con frecuencia se olvida cuestionar estos roles asignados y no se hace nada para cambiarlos.

Cuando hay estereotipos implica hacer valoraciones tanto positivas o negativas de las personas, más que uno hemos hecho estas valoraciones, la mujer es así, el varón es así.

De tal manera que cuando hacemos valoraciones puede impedir vivir en igualdad de derechos y faltar el respeto a las diferencias de cada persona.



Estereotipos de género:

Los estereotipos son formas de ubicar a la gente bajo una lista de características de acuerdo con su raza, sexo, orientación sexual, procedencia, edad, etc. Por ejemplo, se dice que las personas jóvenes son alegres, enérgicas, pero que también son irresponsables e inexpertas. Cuando estas características se le asignan a una persona joven solo por el hecho de su edad, sin tener en cuenta sus características y realidades individuales se está frente a un estereotipo.

En la sociedad es muy común encontrar estereotipos para cada uno de lo sexos, es decir, agrupar a la gente bajo un listado de características según sean hombres o mujeres. Estos estereotipos son conocidos como estereotipos de género, pues las características que se asignan a cada sexo se basan en los roles e identidades que socialmente se le han asignado a los hombres y a las mujeres.

Con el tiempo los estereotipos se naturalizan, es decir se asumen como verdades absolutas respecto a cómo son los hombres y cómo son las mujeres; con frecuencia se olvida cuestionar estos roles asignados y no se hace nada para cambiarlos.

Algunos de estos estereotipos son:

Las mujeres son:

Limitadas al mundo privado, es decir, a la vida doméstica.
Son dependientes, emocionales, cálidas, delicadas.
Destinadas a la reproducción…el sueño de toda mujer es ser madre.
Seres incompletos…se es mujer una vez se logra ser para alguien: ser madre, ser esposa, ser hija.

Los hombres son:

Independientes
Lógicos
Valientes
Fuertes
Decididos
Competitivos
Líderes
Su sexualidad está destinada al placer antes que a la reproducción


Lo importante, es recordar que estos estereotipos implican valoraciones negativas y positivas de las personas y, por lo tanto, permite que algunos grupos sociales gocen de privilegios a la hora de conseguir un trabajo, tener una relación de pareja, acceder al estudio, a los servicios médicos, etc. Por ejemplo, un hombre blanco, adulto, de clase social alta, heterosexual, que viva en la ciudad pueden llegar a tener más facilidades para encontrar un trabajo que una mujer joven, indígena, que viva en una zona rural, debido, entre otras cosas, a las características asignadas a cada una de las condiciones que acompañan a la persona.

Implicaciones de los estereotipos de género (Misoginia, sexismo...)

Los estereotipos de género impiden el disfrute igualitario de los derechos a hombres y mujeres y hacen que las políticas, programas y proyectos desarrollados en las comunidades lleguen de forma diferente a hombres y mujeres. Así, por ejemplo, si se realiza una campaña de acceso a condones y no se hace una estrategia diferente para llegar a hombres y mujeres, con seguridad las mujeres no accederán a los condones, pues los estereotipos asignados a lo femenino indican que las mujeres son pasivas frente a su sexualidad y delegan al hombre las decisiones sobre las relaciones sexuales.

La implicación más clara de la existencia de estereotipos de género es el sexismo, el cual declara lo masculino como superior frente a lo femenino, creando relaciones de subordinación y discriminación entre los hombres y las mujeres. El sexismo se manifiesta a través de diferentes visiones:

Androcentrismo:
Se llama ANDROCENTRISMO a la visión del mundo desde la perspectiva masculina únicamente. Es tener al varón como medida y centro de todas las cosas.

El que la estructura social esté conformada desde los varones conlleva a que se desarrollen actitudes extremas de discriminación hacia las mujeres. Es así que existen la MISOGINIA, que repudia todo lo femenino, y la GINOPIA, que es la imposibilidad de ver lo femenino o visibilizarlo.

El androcentrismo establece el PATRIARCADO, que es el sistema jerárquico de relaciones sociales, políticas y económicas que mantiene al varón como parámetro de la humanidad, otorgándole privilegios e institucionalizando su dominio y superioridad sobre la mujer. Se expresa en las religiones, la política, el sistema jurídico, militar, educativo y en la familia.

A su vez, este sistema consiente otras formas de poderío sobre las mujeres:

• el SEXISMO, que menosprecia y desvaloriza lo que son y lo que hacen las personas de un sexo supuestamente inferior. Y se practica, especialmente y con mayor frecuencia, por los varones hacia las mujeres. Se visibiliza con mayor fuerza, por ejemplo, en los dichos populares y creencias, en la clasificación
de profesiones “femeninas” y en la definición estereotipada de las mujeres como “sexo débil”.

• el MACHISMO, que resalta lo masculino y subvalora lo femenino, haciendo uso de la violencia física, verbal y sicológica en las relaciones interpersonales.

A partir de éste se practican todos los abusos contra las mujeres, desde insultos hasta mutilaciones femeninas y el crimen (feminicidio).

El androcentrismo, el patriarcado, el sexismo, así como el machismo, son expresiones del dominio de los varones sobre las mujeres. Pero es justo decir que muchísimas mujeres, como producto de la socialización, asumen, practican y transmiten también estos antivalores. Desde los medios de comunicación podemos realizar debates, paneles, mostrar testimonios, para que la audiencia femenina y masculina tenga elementos de análisis que le ayuden a cambiar estas concepciones.

Doble patrón: en otros casos la sociedad valora comportamientos y vivencias en forma diferente para hombres y mujeres, lo que se conoce como doble patrón…por ejemplo, si las mujeres son sensibles, la sociedad lo valora como positivo, pero si un hombre es sensible se le califica como “poco hombre”, “homosexual”, u otras expresiones.

Sobregeneralización: solo se analiza la conducta de un sexo y las conclusiones se validan como realidades para todo tipo de personas. Por ejemplo, se dice que el lugar por excelencia para encontrar a la gente joven es las calles, los sitios nocturnos, etc. Sin embargo, se desconoce que debido a los estereotipos de género (las mujeres que salen solas no son decentes, las mujeres son débiles, deben ir acompañadas de un hombre, etc) las mujeres más jóvenes se encuentran menos que los hombres en estos espacios. Si se hace un programa para jóvenes basado en esta idea, seguramente muchas mujeres jóvenes no podrán acceder al programa y sus beneficios de la misma forma.

Sobreespecificidad: se especifican solo para hombres o solo para mujeres ciertas necesidades, actitudes o intereses, que en realidad son compartidas por ambos sexos. Por ejemplo, se dice que la responsabilidad y, por lo tanto, el interés por los hijos es una cualidad femenina, desconociendo el rol que juega la paternidad.

Algunos ejemplos de falsas creencias que inculcan desde la infancia:

 
• Las niñas y/o adolescentes deben aprender el mandato social de la pasividad, falta de iniciativas y reserva femenina como forma de seguir el patrón de feminidad aceptado.
• Los niños y/o jóvenes aprenden que como parte del juego amoroso deben entender que cuando las mujeres dicen no, hay que insistir y presionar hasta obtener la relación
• Hombres y mujeres asumen que todo lo que tiene que con el embarazo es asunto de mujeres, por eso si la mujer no quiere estar embarazada es ella quien debe buscar como cuidarse.
• Los jóvenes aprenden que si una mujer sugiere que se debe usar cualquier forma de protección se pone en duda su respetabilidad y reputación. Estas últimas construidas sobre la base de la feminidad asociada a pasividad, ternura y sumisión.
• Los hombres jóvenes siguen asociando hombría con mayor número de parejas, conquista, osadía, confianza en sí mismos, como antesala de conductas de riesgo y como una forma de demostrar qué tan varones son.
• Las mujeres adolescentes prefieren aparentar que no saben sobre sexualidad por temor a ser tildadas de “lanzadas” lo que puede ser mal visto por su pareja y por la sociedad en general
• La desigualdad entre hombres y mujeres hace que para las mujeres sea imposible negarse a tener relaciones sexuales no deseadas o sin protección, negociar el uso del condón o usar la anticoncepción en contra de los deseos de pareja.
• Los hombres temen negarse a tener relaciones sexuales por temor a que se ponga en tela de juicio su virilidad o ser tildados de homosexuales


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